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Cuando los Reyes Felipe VI y Letizia aparecieron, acompañados por la princesa Leonor, una oleada de admiración recorrió mi ser. El Rey, en su uniforme de gala del Ejército de Tierra, encarnaba la dignidad y la continuidad de la nación. La princesa Leonor, radiante en su uniforme azul marino de la Armada, el célebre "14 botones", simbolizaba el futuro y la esperanza. Sentí cómo mi corazón latía al unísono con el de mis compatriotas, emocionado por ser parte de este momento histórico, aunque fuera desde lejos. Era su segunda participación en el desfile desde el inicio de su formación militar, y su compromiso sincero tocó profundamente el corazón de todos los españoles.

A su lado, la presencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y de muchas otras personalidades políticas, testimoniaba la importancia de esta jornada. Pero lo que más me marcó fueron las miradas de los soldados, hombres y mujeres que, bajo la lluvia, continuaban marchando con una determinación inquebrantable. Sus rostros reflejaban el coraje, el sacrificio y el compromiso con nuestro país, y todo ello me llegaba a través de la pantalla como si estuviera allí.

La participación de Salvador Illa, presidente de Cataluña, en el desfile por primera vez en 14 años, también fue un momento destacado. Simbolizaba, a mis ojos, una voluntad de unidad y reconciliación dentro de nuestra nación diversa y rica en diferencias.

El desfile en sí fue un espectáculo impresionante. Los 117 vehículos, las 49 motos, los 210 caballos, todo ello formaba un cuadro viviente de la historia y la modernidad de España. Ver al Tercio "Don Juan de Austria" 3º de la Legión desfilar con "Killo", borrego,